El Globo

Sobre un valle flota un globo aerostático que sobrevuela varios personajes que van a pie y a caballo. Éstos fueron pintados, según Camón, de manera rápida, mediante golpes de color hechos con espátula, entre los que destacan algunas manchas rojas. El cielo ocupa más de la mitad de la composición y en él sobresalen las nubes que se ubican en la parte central de la escena; debajo de ellas los hombres se mueven con agitación.

Goya realizó algunos dibujos que podrían haber servido de ejercitación para la posterior ejecución de este cuadro como el que se conserva en la Hamburger Kunsthalle (ca. 1800-1808). En él se aprecian importantes diferencias con respecto al lienzo: la gente observa plácidamente el discurrir del globo por el cielo sin que se advierta el movimiento o la inquietud del cuadro del museo galo.

En esta obra el aragonés aborda un tema que tuvo un cierto éxito a finales del siglo XVIII, el del globo aerostático. Es posible que hubiese visto el cuadro de Antonio Carnicero (Salamanca, 1748- Madrid, 1814) titulado Ascensión de un globo en Aranjuez (Museo Nacional del Prado, Madrid). Carnicero recoge la prueba del francés Bouclé en 1784 en los jardines del Real Sitio. La diferencia entre el cuadro de Carnicero y el de Goya estriba en que la obra del primero manifiesta un carácter festivo que refleja la curiosidad que el globo suscitaba en aquellos que habían ido a verlo, la celebración de una innovación tecnológica y científica fruto del Iluminismo. En el cuadro de Goya se percibe un clima de inquietud en el que la gente no observa la escena sino que corre bajo el globo, lo que podría aludir a un episodio de la guerra de la Independencia. Según algunos estudiosos era relativamente habitual durante el conflicto bélico el empleo de este tipo de globos aerostáticos como elemento de apoyo de los ejércitos.