Los Goyas. El Pilar y la Cartuja, cumbres de la obra mural. Heraldo de Aragón
Uno de los princiaples activos culturales de Zaragoza es Goya. El pintor, nacido en Fuendetodos en 1746, tiene en la capital aragonesa un legado inmortal. En la Basílica del Pilar pintó la bóveda del coreto con tan sólo 26 años, con el tema de "La adoración del nombre de Dios".
No fue el único testimonio de su arte que dejó en el templo, porque en octubre de 1780, acompañado de Francisco y Ramón Bayeu, vino a Zaragoza para pintar otra vez en la basílica, en un proyecto ambicioso, que dirigía Francisco, su cuñado, uno de los mejores pintores de su generación y famoso en la Corte. Aunque Goya debía pintar dos cúpulas, terminó haciendo sólo una porque su genio no fue comprendido y regresó a Madrid. Se trata de la "Regina Martyrum", una alegoría de la Virgen María como Reina de los Mártires.
Entre ambas fechas, Goya realizó las pinturas murales de la iglesia de la Cartuja de Aula Dei, un conjunto que ha atravesado por varias vicisitudes -algunas escenas se perdieron a lo largo de las desamortizaciones y de los siglos-, pero que sintetiza mejor que nada cómo era el Goya joven y en formación.
Pero a Goya se le puede contemplar, también, en dos museos, el de Zaragoza, pendientes de obras, y el Camón, que tras su reciente remodelación, expone varias pintuas y toda la obra gráfica del artista.