Los Disparates de Goya que no han de volver. Heraldo de Aragón
Cuatro de las planchas de la serie de 'Los Disparates' llevan 141 años en Francia y allí seguirán. En marzo Calcografía Nacional tuvo la oportunidad de recuperarlas pero, finalmente, fue el Louvre quien se llevó el gato al agua.
Parece ser la polémica una fiel compañera de la figura de Francisco de Goya y de su obra. Esta vez le ha tocado a la serie 'Los Disparates'. Cuatro planchas de esta serie 'residen' en Francia desde 1870. La posibilidad de recuperarlas se le presentó a la Calcografía Nacional de España en marzo de este año. Sin embargo, un delegado de la institución ha informado de que pese a tener las piezas atadas con una galería francesa, la operación se truncó y las planchas las adquirió el Museo del Louvre.
En este embrollo, que tiene a 'Los disparates' de Goya como protagonista principal, se han visto involucrados el Museo del Prado, el Louvre de París, la Calcografía Nacional de España y la galería de arte parisina Prouté. Sin duda, una polémica de altos vuelos.
Todos los protagonistas defienden su buen hacer durante la operación de compra de las planchas de 'Disparate de tontos' -también llamado 'Disparate de toritos' porque la caligrafía de Goya de este 'disparate' genera controversia, 'Disparate de bestias', 'Disparate conocido' y 'Disparate puntual' y entre tantos dimes y diretes, la única certeza de este lío es que estas obras se expondrán en el museo parisino el próximo otoño.
Calcografia Nacional vs. Louvre
Juan Bordes, escultor y delegado de Calcografía Nacional, explica que la noticia de la venta de las planchas le llegó a través del Museo del Prado directamente desde la galería parisina Prouté y a través de la crítica de arte y especialista en Goya Juliet Wilson. Las piezas eran tan preciadas que en cuanto tuvieron noticia de su venta, manifestaron su interés. Las negociaciones, según Bordes, comenzaron en marzo de este año llegándose a cerrar, incluso, un acuerdo verbal de compraventa, al parecer una fórmula bastante utilizada en este tipo de negocios que es totalmente válida.
Esto es algo que no concuerda con la versión del Louvre ofrecida por Pascal Torres, conservador y director de la Calcografía del museo parisino, quien informa que el museo parisino recibió la confirmación oficial de que los cobres estaban en venta el 21 de abril de 2011. Para esa fecha, según Bordes, Calcografía contaba ya con el permiso de exportación de las piezas emitido por el Ministerio de Cultura francés. Solo faltaba que la galería diera el 'okey', según él. Visto bueno que nunca llegó.
«La galería saltó por encima del acuerdo», señala Bordes, quien afirma que los intereses del Louvre eran tan lícitos como los de Calcografía. En esto coincide, por supuesto, Pascal Torres, quien sostiene que ningún museo debe dejar pasar una oportunidad como la de la compra de las planchas de Goya. «El Prado y el Louvre son grandes museos de obras maestras que ante unas piezas como las de Goya deben cuestionarse la adquisión».
Torres, que es además académico correspondiente en París de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis de Zaragoza, añade a su defensa que los cobres llevan 141 años en Francia, un tiempo que considera suficiente para que sean considerados «tesoro nacional» y huye de atar las obras al país de nacimiento del artista porque esto «empobrece al arte». «El arte es universal», dice Torres, que señala que la obra de arte no es solo la obra de arte sino también todas las circunstancias que la envuelven, en línea con el pensamiento de Walter Benjamin -el filósofo alemán elaboró el concepto de 'aura', con el que pretendía explicar que la obra de arte ha de valorarse no solo por lo que en sí misma es sino también por todo aquello que la envuelve o la ha envuelto-.
Por su parte, las responsables de la galería Prouté, Annie Martinez Prouté y Sylvie Tocci Prouté, han declinado hacer declaraciones a este respecto y se han limitado a confirmar que «los Amigos del Louvre se han convertido en compradores de los cuatro cobres de Goya, en una Junta General Extraordinaria celebrada el 8 de junio 2011» y que los «han ofrecido generosamente al Museo del Louvre».
Desde 1870, en Francia
La historia de la serie de 'Los Disparates', es una historia algo complicada comparada con la de las otras series del pintor. El pintor de Fuendetodos elabora esta serie tras 'La Tauromaquia', en torno al año 1811, según ha referido Arturo Ansón, profesor de la Universidad de Zaragoza y del I. E. S. Goya de Zaragoza.
En 1862, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando adquiere 18 planchas de 'Los Disparates' con la firme creencia de que se trataba de una serie acabada. Sin embargo, en 1877 la revista francesa L'Art publica cuatro grabados pertenecientes a esta serie. Se trataba de 'Disparate de toritos', 'Disparate de Bestias', 'Disparate conocido' y 'Disparate puntual', precisamente las piezas protagonistas de la polémica.
Por si estas circunstancias no hubieran sido suficientes, a lo largo de los años han ido apareciendo dibujos preparatorios y pruebas de estado que han constatado que 'Los Disparates' es una serie inacabada, como explica Arturo Ansón. «Conocemos ocho dibujos preparatorios, de los que no existe versión grabada, de los que ocho están en el Museo del Prado y otro en Cambridge (Massachussets, EE. UU.)», dice el profesor para añadir que «también existe una prueba de estado con el número 25». Ansón refiere que la serie se quedó incompleta «porque Goya se marchó a Burdeos» y que pudiera haber tenido unos 30 o 40 dibujos.
El profesor zaragozano explica cómo los cuatro cobres de Goya llegaron hasta Francia. Al parecer, los cuatro 'disparates' los habría recibido el pintor romántico Eugenio Lucas Velázquez como pago o agradecimiento por el peritaje que realizó de las pinturas negras de Goya en torno al año 1855. Lucas Velázquez recibió las planchas de manos de Javier, hijo de Goya, o de Mariano, nieto del pintor, según Ansón. Fue este artista madrileño, o su hijo y también pintor Eugenio Lucas Villaamil, quien llevó los cobres a Francia, muy posiblemente durante 1870, donde han permanecido hasta entonces y donde seguirán.
Gran pérdida para el patrimonio
Juan Bordes quiere dejar claro que «no ha sido un descuido de Calcografía Nacional esta gran pérdida para el patrimonio». «Mi voluntad siempre ha sido defender los derechos de la Calcografía hasta el final», añade Bordes.
Para el profesor Ansón, el hecho de que las obras se hayan quedado en Francia «es una faena. Hubiera sido estupendo que las piezas hubieran regresado a España, son muy importantes». Ansón recuerda, sin embargo, que Zaragoza tiene la suerte de contar con los 22 disparates de Goya que se conocen, en el Museo Ibercaja Camón Aznar. El profesor recuerda que precisamente los cuatro grabados de los Disparates franceses fueron adquiridos hace relativamente poco tiempo por el museo. «En el momento en que los grabados se nos pusieron a tiro no se lo pensaron», dice.
Las cuatro planchas de 'Los Disparates' que se podrán ver en Louvre son las únicas que le faltaban a Calcografía Nacional para tener todos los cobres del pintor aragonés, que ascienden a más de 280. Se van al traste así, según Bordes, más de dos siglos de trabajo de recopilación realizado por la Real Academia de las Bellas Artes de San Fernando que empezaron con una donación del propio Goya.