Colectivo Noray: "Todo el mundo sabe quién es Goya pero apenas le conocen"
El colectivo Noray, tres mujeres que transmiten el arte y la educación a través de originales proyectos culturales.
Colectivo Noray es un proyecto formado por Alejandra Araguas, Pepa Enrique y Laura Tajada fruto de las sinergias entre sus trayectorias profesionales. Una propuesta en torno a la mediación cultural, la educación y la producción artística, a través de procesos de diseño, acompañamiento, dinamización, facilitación y orientación en contextos educativos, artísticos y sociocumunitarios. Un espacio al que se llega y del que se parte, lo que te acompaña antes de zarpar y lo que te recibe cuando llegas. Desde Colectivo Noray apuestan por el aprendizaje como un proceso constante y una manera de estar en el mundo.
Sois un colectivo de profesionales de la mediación cultural. ¿En qué consiste vuestro trabajo?
Nuestros principales amarres son el arte y la educación, que se actualizan a través de visitas mediadas en museos, laboratorios de producción artística, formación de profesorado, proyectos pedagógicos, circo, teatro, cine, salud mental... Para ello, tratamos de tender puentes entre arte y público.
Generamos encuentros entre personas en torno a la experiencia artística, potenciando el pensamiento crítico, la escucha y la colaboración. Con el arte como vehículo se activa la comunicación, ya que entran en juego las emociones, los recuerdos… Por ello, nuestra labor también es acompañar todo lo que el arte es capaz de activar o detonar en nuestro ser.
Tenéis amplia experiencia trabajando con centros educativos y en todos los niveles formativos. La figura del mediador completa la formación que se ofrece en el aula y va más allá ¿cuál es vuestra aportación, como mediadoras, al alumnado?
Por un lado, para el profesorado es una oportunidad de ver a otra persona interactuar con el grupo, observar las relaciones que se crean y cómo reacciona el alumnado a las propuestas de la mediación. Por otro lado, para las personas que participan, independientemente de la edad, supone una oportunidad de mostrase con libertad, iniciando una nueva relación, creando un nuevo vínculo, que, aunque no sea por mucho tiempo, es valioso y significativo.
Es frecuente que al acabar las sesiones las profesoras nos manifiesten el asombro que les produce que se hayan compartido experiencias que, de manera habitual en el aula, no se comparten o hace falta mucha confianza con el grupo para llegar a hacerlo. El arte ayuda mucho. Cuando contamos lo que estamos viendo en una obra, estamos contando mucho de nosotras mismas y lo más importante, todo lo que podemos aportar sobre lo que nos provoca esa obra, es válido e importante. Esto genera un ambiente de confianza y seguridad que favorece que se pongan en común vivencias, miedos e ilusiones.
Recientemente habéis realizado una serie de visitas para familias en el Museo de Zaragoza tituladas “Goya, pintor de sueños” con un gran éxito de participación. ¿Qué tiene Goya que resulta tan atractivo para todos los públicos?
Goya es posiblemente el mejor pintor de la historia del arte y el público lo sabe. Su nombre no pasa desapercibido. Por ello, Goya es una gran oportunidad porque todo el mundo sabe quién es, pero apenas le conocen. Cuantos más prejuicios o ideas preconcebidas tenemos acerca de algo, más posibilidades tendremos de alcanzar una comprensión inteligente al profundizar en ello. Eso unido a la belleza y la emoción que provoca su pintura, hacen que Goya sea un tesoro, un camino, un refugio.
¿Cómo habéis enfocado las visitas de “Goya, ¿pintor de sueños”? ¿Qué es lo que os interesaba trabajar y transmitir a cada grupo?
Lo más importantes es que se sientan protagonistas de su propio aprendizaje. En la visita les contamos muchísimas cosas, pero lo primero siempre es escucharles, para que puedan poner en valor lo que ya saben y estimularles a observar con atención y a pensar por si mismos.
En cuanto a la dramaturgia de la propia visita, nos interesaba desmitificar muchas cosas para conocer a un genio que también fue niño, a un Goya más complejo y más valiente. Descubrir cómo un niño que nació en un pueblecito tan pequeño hace 275 años llegó a ser el mejor pintor del mundo. Nos apetecía poner en valor su propio proceso, en vez de dar por hecho lo que es. Compartir que Goya también suspendía, pero que nunca se rendía. Que la vida de Goya está llena de luces y de sombras, pero que cuando realmente consiguió pintar con libertad, fue cuando estaba más cerca del sufrimiento que del éxito. Les encanta descubrir el esfuerzo que le costó a Goya llegar a pintar con la imaginación.
¿Está Goya suficientemente presente en el programa escolar? ¿Qué queda por hacer?
Si consideramos que Goya es un artista universal que persigue la verdad a través de su pincel, que consigue retratar el alma humana, que pinta la realidad en su lucha de contrarios, que hace de la pintura un ejercicio no de mimesis si no de memoria, que consigue que comprendamos y nos emocionemos sin necesidad de saber leer ni escribir, entonces podríamos decir que Goya debería ser una asignatura en si misma. La pintura de Goya tiene un carácter transversal y una capacidad expresiva tan grande que a través de su obra se podrían trabajar muchísimos contenidos de materias muy diversas.
La obra de Goya es universalmente conocida pero muchas personas se sienten incómodas ante sus obras más crudas. Las pinturas negras, los Desastres de la guerra…etc. representan una dura realidad. ¿Cómo tratáis estas obras en vuestras visitas con los más pequeños?
Creemos que una clave es mostrarles los cuadros más duros en el momento adecuado. Sin embargo, el otro día Ines, una niña de 6 años, cuando les preguntamos por qué Goya pintó la guerra, dijo “para que no la olvidemos y no la volvamos a repetir”. Es una respuesta muy común, lo tienen claro. Saben diferenciar perfectamente la violencia gratuita del ejercicio de memoria. Comprenden que Goya recurriera a la pintura para sacar todos aquellos fantasmas de su cabeza. Agradecen mucho que se hable con naturalidad de todo aquello que también forma parte de su experiencia. Compartirlo les alivia, les ayuda a discernir y hace que crezcan con más seguridad.
La Fundación Goya en Aragón lleva tiempo trabajando en la difusión del genio aragonés y está muy comprometida con la educación. Proyectos como la traducción de las obras a pictogramas y el video biográfico para niños “Me puedes llamar Goya”, son algunas de las actividades recientes. ¿Echáis de menos algún tipo de recurso educativo?
La verdad es que la Fundación Goya en Aragón hace una labor maravillosa y todo suma. Siempre se puede crecer en un terreno tan fértil. Quizá, por cómo van cambiando los tiempos, ahora sería interesante potenciar el amor por las bellas artes, que se sientan partícipes animándoles a que aprendan a pintar, que tengan también la oportunidad de desarrollar con precisión el hecho de dibujar lo que ven, con técnica y perseverancia. También estaría muy bien diseñar unidades didácticas con las que se pudiera vincular la obra de Goya y la materia curricular. De este modo, además de estas intervenciones puntuales, se podría trabajar de manera más constante y articulada en el aula.
El trabajo del aula y el que desarrolláis en el museo debe continuar en casa. ¿Qué recomendáis a las familias para que disfruten recogiendo todo lo aprendido y trabajándolo en casa?
Por suerte, a Goya como a cualquier persona, no se le puede conocer en un día. Eso es maravilloso. Les invitamos a que vayan a visitar todos los lugares en los que Goya dejó una muestra de su arte, que cuestionen lo que ven, que lo disfruten y que lo compartan. También les deseamos que Goya alumbre su camino, como ha alumbrado el nuestro. Les recomendamos que lleven a sus familias al Museo del Prado porque en pocos lugares del mundo se puede disfrutar y aprender tanto de la obra de un pintor.
¿Qué obra de Goya es la preferida de los niños?
Es una pregunta difícil porque cada obra les despierta algo único, pero en esta visita creemos que son los grabados. Quizá porque los hemos dejado para el final y son la culminación de un proceso de aprendizaje en el que comprenden que, para llegar a pintar sus sueños, primero tuvo que recorrer un largo camino. Es precioso recoger la emoción con la que cuentan cosas que han descubierto en algún grabado que creen que se parece a la realidad pero que forman parte de la libertad con la que soñamos.