Celestina y maja

Sencilla escena que tiene lugar en un entorno boscoso, quizá a la entrada de una gruta. Dos mujeres están sentadas en una peña, en actitud de espera. Una de ellas es una anciana, rezando el rosario y cubierta por una mantilla, que responde al tipo de vieja Celestina que es frecuentemente satirizado por Goya. Su protegida, una joven con mantilla y velo sobre la cabeza, sonríe enigmáticamente, con las manos entrelazadas pudorosamente sobre el regazo. Por el margen derecho asoma una figura masculina, quizá el cliente que aguardan ambas. El tema de la prostitución, retratado a través de las figuras antagónicas de la joven y hermosa maja y de la vieja proxeneta, como reverso cómico de la imagen vigilante de la dueña, es abordado de forma habitual en toda la obra de Goya y en los distintos formatos en los que trabajó el pintor. Así, una pareja similar se representa en el lienzo Maja y celestina al balcón (ca. 1808-1812) o en la miniatura sobre marfil Maja y Celestina (1824-1825) (enlazar).

Inscripciones de procedencia muy parecidas a las existentes en esta obra figuraban en los dos dibujos que el pintor Federico de Madrazo regaló al coleccionista Charles Gasc.