- Cronología
- Ca. 1804 - 1805
- Ubicación
- Nationalmuseum, Estocolmo, Suecia
- Dimensiones
- 298 x 326 cm
- Técnica y soporte
- Óleo sobre lienzo
- Reconocimiento de la autoría de Goya
- Obra documentada
- Titular
- Nationalmuseum
- Ficha: realización/revisión
- 22 feb 2010 / 14 jun 2023
- Inventario
- (NM 5592)
- Otros títulos:
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Alegoría de la Poesía
La Música
Desconocemos las vicisitudes que rodearon el encargo de esta obra y de otra con la que habitualmente se ha asociado: La Verdad, el Tiempo y la Historia. Una hipótesis que se ha planteado es que ambas formaran parte de la decoración del nuevo palacio que Godoy recibió en obsequio de los reyes al ser nombrado primer ministro en 1792, llevada a cabo entre 1804 y 1806, pero las diferencias de formato y las hipótesis interpretativas que se han dado para la supuesta compañera parecen indicar que no pueden considerarse como una pareja, a pesar de que han compartido la misma trayectoria en diversas colecciones al menos desde 1867.
En 1834 o antes, ambas obras fueron adquiridas para las colecciones del zar Nicolás I por el cónsul general del Imperio ruso en Cádiz, Alexandre Gessler. Gessler envió las pinturas a Rusia en 1834 adjuntando una nota en la que afirmaba que habían pertenecido a Manuel Godoy. Las obras fueron devueltas presumiblemente al año siguiente, habiendo sido rechazadas por los consejeros artísticos del zar. La devolución seguramente dejaría a Gessler en una mala situación económica por lo que pudo haber presionado a su cuñado el ex-cónsul general de Austria, Juan Duncan Shaw, para comprarle la pareja de cuadros. Efectivamente en 1867 Yriarte da noticia de ellos cuando se encontraban en la colección del señor Shaw. A su muerte en 1878 los heredaron sus descendientes. En 1900 estaban en la colección de D. Luis de Navas, Madrid, y más tarde en la de Charles Deering de Chicago, quien tenía una finca en Sitges (Barcelona), donde pudieron ser vistos. Bajo el mismo propietario pasaron a Chicago. Fallecido el señor Deering fueron adquiridos por la casa neoyorquina E. y A. Silberman, y en 1961 ingresaron en el Nationalmuseum de Estocolmo.
Si es cierto que esta obra se realizó para el palacio de Godoy, probablemente se ubicaría en la biblioteca. Este tipo de obras alegóricas con fuertes componentes propagandísticos favorecerían la imagen del primer ministro, apareciendo así como ilustrado y protector de las ciencias y las artes.
Tal y como señalan Soria y Sánchez Cantón, esta alegoría ha seguido las pautas iconográficas de Cesare Ripa, tan tenido en cuenta por Goya a la hora de abordar estos temas alegóricos. Según el italiano, la Poesía se representaría como una mujer hermosa coronada de laurel, vestida de azul celeste, mostrando el pecho al descubierto y con numerosas estrellas en su atuendo. Estaría sentada sobre el monte Parnaso y acompañada de las nueve musas. Tres querubines vuelan a su alrededor llevando instrumentos musicales (una corneta, unos platillos y una flauta) que simbolizan las distintas ramas de la poesía. Era lógica la confusión del significado de esta pintura, considerada durante años la apoteosis de la Música.
Goya ha respetado con fidelidad esta descripción y así es como encontramos a la imponente dama, cuya silueta se recorta monumental sobre el cielo. Las rocas sobre las que se asienta dibujan una diagonal que divide visualmente el cuadro en dos partes. Encontramos tres personajes en la parte inferior derecha que representan a tres grandes poetas de la historia: Homero (el ciego de la izquierda), y otros dos, vestidos de blanco y gris respectivamente, que podrían ser Virgilio y Dante, u Ovidio, u Horacio. Goya tuvo incluso en cuenta la fuente de la perpetua inspiración poética o Hipócrenes, cuyas aguas discurren por el monte a los pies de la Poesía. En la cima del Parnaso una pequeña figura de Pegaso se prepara para alzar el vuelo como símbolo de la importancia de la imaginación.
Se han encontrado similitudes entre esta obra y los frescos de la ermita de San Antonio de la Florida en Madrid, en relación a las calidades atmosféricas, el celeste del cielo envolvente y la pincelada. De hecho, Rita de Angelis afirma, no sin cierta precaución, que esta obra bien podría tratarse de una pintura destinada a colgarse en el techo, y Gudiol asegura que para su correcta apreciación debería estar allí colgada. No fueron escasos los ejemplos de finales del siglo XVIII que apostaron por las composiciones alegóricas colocadas en lo alto de los techos, recordemos por ejemplo los trabajos de Bayeu en el Palacio Real de Madrid.
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Goya 1900Ministerio de Instrucción Pública y Bellas ArtesMadrid1900Mayo 1900. Responsables científicos principales Aureliano de Beruete, Alejandro Ferrant, Marqués de Pidal y Ricardo Velázquez.cat. 41: Luis Navas
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Goyas Spanien, Tiden och HistorienNationalmuseumEstocolmo1980
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GoyaNationalmuseumEstocolmo1994Del 7 de octubre de 1994 al 8 de enero de 1995. Responsables científicos principales Juan J. Luna y Görel Cavalli-Björkman.cat. 39
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Goya, sa vie, son œuvreParísHenri Plon1867p. 148
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L'oeuvre peint de Goya. 4 volsParís1928-1950vol. I, p. 130, cat. 85
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"La elaboración de un cuadro de Goya"Archivo Español de ArteMadrid1945pp. 302-303
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"Goya's allegories of fact and fiction"The Burlington MagazineLondres1948pp. 196-200
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Goya, Saturn and Melancholy. Studies in the Art of GoyaEstocolmoAlquimis & Wiksell1962p. 125-127
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Vie et oeuvre de Francisco de GoyaParísOffice du livre1970p. 190, cat. 694
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Goya 1746-1828, Biografía, estudio analítico y catálogo de sus pinturasBarcelonaPolígrafa1970vol. I, p. 324, cat. 484
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L’opera pittorica completa di GoyaMilánRizzoli1974p.110, cat. 334
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Francisco de Goya, 4 vols.ZaragozaCaja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y Rioja1980-1982vol. III, p. 114 y p. 65 (il.)
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"Re-contextualizing Goya’s Allegories: History and Poetry"Art Bulletin of Nationalmuseum StockholmEstocolmo1998pp. 77-84
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Goya 1900. Catálogo ilustrado y estudio de la exposición en el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas ArtesMadridMinisterio de Educación, Cultura y Deporte, Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales e Instituto del Patrimonio Histórico Español2002pp. 91-92 y p. 91 (il.)