Sanos y enfermos

En esta imagen Goya sigue trabajando sobre las consecuencias del hambre que asoló el país durante la Guerra de la Independencia. En el centro una mujer tocada con un manto sujeta por el hombro a un niño. Éste está extremadamente delgado, cubierto con un escueto paño que nos permite ver su anatomía escuálida. Es posible que esté afectado por el latirismo por lo que no es capaz de tenerse en pie. Esta enfermedad, especialmente grave en el caso de los niños, era ocasionada por el abuso del consumo de la almorta, empleada en lugar del trigo para hacer el pan así como para realizar sopas.

A la izquierda aparece otro personaje sentado con el torso desnudo en el que se marcan todas las costillas. Detrás de la mujer y el niño que están en primer término, Goya ha grabado a una joven sentada con un recién nacido en su regazo. En el fondo, ligeramente hacia la derecha, un personaje está tendido en el suelo, posiblemente agotado por la falta de comida aunque también puede ser que el laritismo le hubiese afectado hasta tal punto de no poderse tener en pie. En el fondo de la estampa se recortan dos figuras completamente cubiertas por un manto que Goya repite en varios grabados de Los desastres de la guerra.

La escena parece estar teniendo lugar bajo una amplia arcuación que cobija a los personajes, posiblemente en la calle. Este tipo de amplios arcos fue empleado por el artista en diversas ocasiones como en Interior de una prisión así como en Niños jugando a los toros, por citar algún ejemplo. También se utiliza esta estructura en los grabados de la serie Los desastres de la guerra nº 11, Ni por esas y nº 13, Amarga presencia.

Juan Carrete cree que en esta estampa existe una doble lectura puesto que el adjetivo sano se aplicaba en ambos bandos, bonapartistas y patriotas, a la parte de la nación española legítima y antagonista de la otra.