Puntadas de luces en el Museo del Traje. El mundo.es
El Arte de luces debería ser una suerte más de la lidia en ese baile a muerte entre toro y torero que termina con los dos manchados de sangre.
Entre la piel de uno y de otro sólo una fina capa de tela se interpone: un vestido de torear. Coincidiendo con San Isidro, el Museo del Traje organiza hasta el próximo 19 de septiembre una exposición de trajes de luces y goyescos famosos por quienes los vistieron (Luis Miguel Dominguín, los hermanos Rivera Ordóñez, Sebastián Castella...) o por quienes los diseñaron (Armani, Montesinos, Caprile...) o inspiraron (Picasso, Goya). El objetivo es mostrar, a través de la indumentaria taurina, la relación entre el mundo artístico y la fiesta de los toros.
La exposición está organizada en tres bloques. El primero está dedicado a Francisco de Goya, "o Don Francisco de los Toros, como le llamaban en la época. Se cree que, en su juventud, el pintor pudo pertenecer a una cuadrilla taurina. Sin embargo, Goya no influye en la tauromaquia de la época, se limita a representarla en sus grabados", explica Elena Vázquez, comisaria de la muestra.
En este apartado, además de carteles de la época, algún grabado goyesco, cofias y una primitiva montera se exhiben dos vestidos de torear del siglo XIX (uno de 1809, sin autor ni propietario, y otro de 1850 cuya chaquetilla se parece un poco más a la del traje de luces), que demuestran que, lo que los toreros vestían en la plaza era una reinterpretación lujosa de lo que vestían en la calle.
El traje goyesco como tal no surge hasta 1954, cuando Antonio Ordóñez, abuelo de Francisco y Cayetano Rivera, funda las corridas goyescas en la plaza de toros de Ronda (Málaga), como homenaje a Pedro Romero.
Otro de los grandes maestros españoles de la pintura, Pablo Picasso, tiene un rincón propio en Arte de luces, donde se recoge su huella en la vestimenta taurina. "Picasso fue el primero en diseñar un traje de torear", explica Elena Vázquez. Lo hizo con motivo de la reaparición de su gran amigo, Luis Miguel Dominguín, entre 1971 y 1973, para quien creó al menos tres: "Uno fucsia, otro color tabaco y oro y uno color canario". Este último es un traje de luces prácticamente desnudo, con poca ornamentación, ya que Dominguín le pidió al pintor que diseñase algo ligero que le diese facilidad de movimientos.
Con Luis Miguel Dominguín, Picasso editó el libro 'Toros y toreros', que ha servido de inspiración para el diseño de algunos de los vestidos de torear que se han visto en 2009 y 2010 en las corridas picassianas de la plaza de toros de la Malagueta (Málaga). Las del año pasado, que llevaran Francisco Rivera (de Francisco Rodríguez), El Cordobés (de Justo Algaba y Antonio Parejo) y Sebastián Castella (de Antonio López), pueden verse en la exposición, y en ellas se aprecia claramente los motivos picassianos. Como en el del diestro francés, de seda pintada con rombos de arlequín, inspirado en los bocetos que Picasso hizo para el vestuario del ballet 'El sombrero de tres picos'.
La tercera parte de la exposición ejemplifica la simbiosis del mundo del toro y el de la moda, con tres trajes goyescos. El del Francis Montesinos para César Jiménez, el de Lorenzo Caprile para Pepín Liria, y el famoso traje plateado con cristales de Swarovski de Armani para Cayetano Rivera que tardó todo un año en vestir por culpa de una grave cogida.
"Los trajes de luces normales cuestan entre 3.000 y 6.000 euros y, dependiendo de la capacidad adquisitiva del torero, los usan entre cinco y 10 veces", dice Vázquez. Los vestidos de la muestra parecen impecables. Pero cada vez que un torero se lo enfunda, esa tela engalanada de oro o azabache se lleva un refregón de sangre, un pisotón de albero y, las malas tardes, un jirón en el pespunte del alma.