Apenas abrió ayer sus puertas, y la exposición temporal “Los Caprichos”, de Francisco de Goya, ya comenzó a levantar ámpula entre el público. El Porvenir
Apenas abrió ayer sus puertas, y la exposición temporal “Los Caprichos”, de Francisco de Goya, ya comenzó a levantar ámpula entre el público que la visita en el Museo Nacional de San Carlos.
Integrada por una serie de grabados que reflejan los vicios humanos, los prejuicios y supersticiones de principios del siglo XIX, la muestra despierta sentimientos, culpas, recuerdos y hasta malos pensamientos en el visitante.
El artista español (aragonés) Francisco de Goya y Lucientes dejó para la posteridad, comentó por su parte el doctor Emilio Díaz Alatriste, “una extraordinaria muestra de su arte, a través de la obra gráfica que comprende cinco series”.
Son, explicó con detalle por ser un admirador consumado del artista, que “Los Desastres de la guerra”, “La tauromaquia”, “Los toros de Burdeos”, “Los disparates o proverbios”, y la más añeja y estudiada, “Los Caprichos”.
Tal dato fue confirmado por la promotora cultural Nadia Olivar, quien dijo que “Los Caprichos” consta de 80 planchas hechas a partir de 113 dibujos preparatorios, que Goya inició en 1796, y cuya primera edición es de 1799.
La serie muestra una sátira realista, crítica social y vicios humanos que dan forma al trazo de ácidas fisonomías bestiales que estigmatizan prejuicios, imposturas, supersticiones e hipocresías consagradas durante el siglo XVIII Cada grabado refleja, con personalidad propia, a las órdenes religiosas, al sistema educativo y social, a los matrimonios arreglados y a la figura de la celestina, temas que no se salvaron de la severa vena artística de Goya.
“Aunque la sátira no tiene un nombre y apellido identificados en la obra de Goya, pone en evidencia a la Santa Inquisición como institución clerical caduca y corrupta, aseveración extremadamente peligrosa para la época”.
Según la museografía, con esas estampas se trataba de difundir la ideología de la minoría intelectual de los ilustrados.
El periodo en el que se gestaron estas imágenes es propicio para la búsqueda de lo útil en la crítica de ese momento “El sueño de la razón produce monstruos” es el grabado que más llama la atención al público”.
Los Caprichos”, de Goya, fue abierta al público la víspera, sin ceremonias, ni protocolos.