Bill Viola, entre Goya, Ribera y Zurbarán. ABC
Cuatro obras del videoartista dialogan a partir de hoy en la Academia de Bellas Artes de San Fernando con los clásicos.
El videoartista Bill Viola tiene a partir de hoy una cita con el público madrileño en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde se inaugura la muestra «En diálogo» (estará abierta hasta el 30 de marzo), en la que cuatro piezas del videoartista conviven con obras de los grandes maestros clásicos, como Goya, Zurbarán, Ribera, Pedro de Mena, Alonso Cano y El Greco.
Organizada en colaboración con el Teatro Real (donde mañana se estrena «Tristán e Isolda», con la colaboración de Viola), el Ministerio de Cultura, la Fundación Banco Sabadell y NF Galería, está comisariada por Jordi Teixidor e Idoia Fernández. La exposición confronta el arte contemporáneo de Viola con el de los clásicos. «Se trata de un acercamiento, no de una apropiación», matizó Teixidor, para quien la obra del videoartista representa el mundo de la espiritualidad, al que somos transportados por gestos y las caras de quienes las protagonizan. Personajes que «crean emoción basada en la realidad», explicó el comisario, para quien la obra de Viola representa «la expresión de vacío. Los artistas contemporáneos reconocen la grandeza de los clásicos y establecen lazos con ellos».
Dolor y espiritualidad
Así lo demuestran las cuatro piezas seleccionadas del artista norteamericano, como «La Dolorosa» (2000), que se puede ver cerca de «La Dolorosa» de Juan de Mena, recientemente restaurada, y que transmite la misma espiritualidad, «el mismo dolor»; o la «Redención» (2001), que se aloja en una de las salas dedicadas a Goya. «Este es un trabajo sobre la pérdida, sobre un sentimiento profundo en un mundo cada vez más superficial, en lugares como Hollywood», explicó el propio Viola, muy satisfecho de volver a pisar la Academia de Bellas Artes, cuyas salas quiso recorrer al término de la rueda de prensa en soledad, sin la presencia de periodistas, cámaras y fotógrafos, más numerosos que en otras convocatorias.
Pero antes fue introduciendo al numeroso grupo de informadores cada una de las piezas, para terminar reflexionando sobre el error que supone entender el arte «como una línea recta. Siempre se exponen de manera separada los maestros clásicos y la nueva tecnología. Hay que ir a distintos museos para verlo, pocas instituciones de gran envergadura las hacen convivir. Lo que yo intento es conectar ambos mundos, porque en los dos el arte es contemporáneo. Goya y Rubens permanecerán después de nosotros, cuando hayamos desaparecido. El más maravilloso diálogo que he visto entre el arte está aquí», concluyó Viola.
Susana Gaviña. ABC