Fernando Sarría: «Goya fue un referente que no ha dejado de crecer con el paso del tiempo»
Conversamos con el director del Museo de Huesca, el museo de referencia en la provincia oscense.
Fernando Sarría Ramírez, es el director del Museo de Huesca desde 2019. Es licenciado en Geografía e Historia, con la especialidad de Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza. Funcionario de carrera del Cuerpo de Técnicos de Museos del Ministerio de Cultura y Deporte y funcionario de carrera del Cuerpo Facultativo Superior de Patrimonio Cultural-Museos del Gobierno de Aragón. Miembro de la junta directiva de la Asociación Española de Museólogos, ha desarrollado su carrera profesional en la Subdirección General de Museos Estatales, en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, en el IAACC Pablo Serrano y la Dirección General de Cultura del Gobierno de Aragón, ligado a las áreas de colecciones, como coordinador de exposiciones y sistemas de documentación y registro. En la actualidad es el director del museo de referencia de la provincia de Huesca.
El Museo de Huesca está de celebración. Este año se cumplen 150 años de su creación y habéis preparado un programa muy especial. ¿Puedes adelantar información de alguna actividad especial?
Es una fecha muy especial para nosotros, nada menos que siglo y medio de andadura, y para conmemorarla como merece el 29 de junio tendrá lugar la inauguración de una gran exposición en homenaje a Valentín Carderera. Pretendemos reivindicar su figura tanto como impulsor del Museo de Huesca como su papel de mecenas, puesto que donó parte de su colección particular para que el museo comenzase su andadura. Pero también destacar su vínculo con la defensa del patrimonio cultural español en el convulso siglo XIX.
El museo que diriges conserva una importante colección de arqueología y bellas artes en un edificio magnífico con una historia apasionante. ¿Qué puedes contarnos de este centro para aquellos que no lo conocen?
Pues que se llevarían una agradable sorpresa, que es lo que nos trasmiten aquellos que nos visitan por primera vez y que es algo que no hay más que ver en los comentarios tan satisfactorios que dejan en diferentes portales de evaluación de experiencias. Un museo variadísimo, con parte de su sede en las salas que acogen los restos del antiguo alcázar real en Huesca del siglo XII, que integra espacios tan representativos como la de la Campana, con una leyenda tan enraizada en el imaginario colectivo… pero también el atractivo del edificio de la antigua Universidad Sertoriana, con ese oasis verde que es el patio ajardinado. Y en cuanto a la colección que se exhibe, muy equilibrada entre Arqueología y Bellas Artes, con obras muy destacadas y que estoy seguro, sorprenderán también a quienes nos visiten. ¡Así que quien no nos conozca, ya tarda!
Muchas personas desconocen que el Museo de Huesca conserva varias obras de Francisco de Goya. ¿Qué aportan estas obras a la exposición permanente del museo?
Comprobar que es un artista en constante evolución. Contamos con el retrato que realizó a Antonio Veían, por encargo de la Universidad Sertoriana, que no deja de ser una obra de juventud en la que se enfrentaba por primera vez a una representación de cuerpo entero y de un personaje no muy agraciado físicamente. Pero también en el otro extremo de su arco vital, la serie completa de los Toros de Burdeos realizados cuando casi era un octogenario, a través una técnica novedosa en el momento, como era la litografía, donde se aprecia esa continua búsqueda de nuevos canales expresivos
En los Toros de Burdeos, Goya describe a la perfección esta fiesta que tanto le gustaba sin restarle enfoque crítico. ¿Qué características vemos en estas estampas?
La tremenda libertad con las que están ejecutadas. El procedimiento utilizado, la litografía, le permitió llevar a cabo en unas obras de pequeño formato efectos estéticos donde priman la vehemencia y el dinamismo. Creo que, aunque era un apasionado de la tauromaquia, no dejaba de verla con cierto espíritu crítico. No hay más que ver la diversidad en los rostros de ese público enfervorizado que asiste a los lances taurinos, para comprender esa ambivalencia en su visión
Los grabados de Francisco de Goya del Museo de Huesca proceden de la colección del oscense Valentín Carderera (Huesca 1796- Madrid 1880). ¿Qué puedes decirnos sobre la importancia de este personaje para el museo y la difusión del pintor aragonés?
Se trata de un personaje capital en la protección del patrimonio cultural del siglo XX. Gracias a que siempre viajaba con sus cuadernos de dibujo y útiles de acuarelas a cuestas, preservó la memoria de muchos monumentos y bienes desaparecidos gracias a su testimonio gráfico.
Por otra parte, fue el impulsor del Museo de Huesca, que surgió gracias a su empeño en 1873 y al que donó una parte de su colección privada, con obras tan emblemáticas como las cuatro tablas del antiguo retablo mayor renacentista del Monasterio de Santa María de Sijena.
Estos últimos años hemos asistido a la irrupción de un nuevo entorno digital en el que las visitas virtuales y las redes sociales nos permiten disfrutar de las obras de arte desde el sillón de nuestra casa. ¿En qué se diferencia la experiencia del visitante físico del virtual?
En un momento donde prima lo virtual y la imagen, la experiencia sensorial para disfrutar de una serie de bienes originales de forma directa, cobra más valor. No obstante, hay que evitar acumulación y sobreexposición. También debemos esforzarnos por transmitir ese patrimonio contextualizado con elementos interpretativos, para facilitar su comprensión a todos los públicos y que nadie se sienta rechazado por no entender lo expuesto.
Hablando de visitas virtuales: Google Arts and Culture, códigos Qr, Pequemuseo… Estos últimos años habéis hecho un importante esfuerzo para implementar herramientas tecnológicas. ¿Estáis satisfechos con el resultado?
Si y mucho. Nos permite por un lado innovar y trabajar con temas transversales poco explorados, como pueden ser el reciente recorrido botánico realizado por Eduardo Barba, donde entresacamos lecturas diferentes de las obras al margen del recorrido cronológico-estilístico que mostramos en las salas. Por otra parte, nuestra intención es incorporar al visitante de forma activa, tanto de forma presencial como remota, a través de los teléfonos móviles, sus tabletas y ordenadores personales.
La Fundación Goya en Aragón lleva tiempo trabajando en la difusión del genio aragonés y está muy comprometida con la educación y la inclusión. ¿Cómo planteáis en el museo la difusión de las obras de Goya para que lleguen a todas las personas?
Intentamos llegar por todos los canales a nuestra disposición. Una buena muestra es la exposición monográfica sobre Goya y los toros de Burdeos a la que se puede acceder a través de Google Arts&Culture pero también llevando a cabo nuevas lecturas sobre su obra como fue la exposición Goya y Ramón Acín que se celebró en el museo y en la que vimos las influencias que había en la obra del genial artista oscense.
Muchos artistas reinterpretan las obras de Francisco de Goya ¿de qué manera consideras que ha influido la obra de Goya en el mundo actual?
Desde poco después de su fallecimiento Goya fue un referente que no ha dejado de crecer con el paso del tiempo. Prácticamente todos los movimientos artísticos “canónicos”, romanticismo, impresionismo, expresionismo, surrealismo… lo tuvieron como referente. Esa situación no ha variado y hoy también se advierte en la creatividad contemporánea. Por poner un ejemplo, no hay más observar la obra de un reputado artista como fue Víctor Mira, para advertir el poderoso influjo de la obra de Goya.
Y, para terminar, si pudieras incorporar un nuevo Goya al Museo de Huesca ¿cuál elegirías?
El Perro semihundido de la colección del Museo del Prado. Con todos los interrogantes y misterios que encierra, es una obra que me impacta poderosamente. Así que, sin dudarlo, la elección está tomada.