- Cronología
- Ca. 1814 - 1816
- Ubicación
- Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, España
- Dimensiones
- 82 x 60 cm
- Técnica y soporte
- Óleo sobre tabla
- Reconocimiento de la autoría de Goya
- Obra documentada
- Titular
- Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
- Ficha: realización/revisión
- 27 abr 2010 / 15 jun 2023
- Inventario
- (676)
Esta pintura ha sido a menudo incluida dentro de la serie de cuatro Cuadros de fiestas y costumbres (Casa de locos, Corrida de toros, Procesión de disciplinantes y Auto de fe de la Inquisición). A pesar de su formato mayor, está realizada sobre una tabla de madera de caoba, igual que ellas, y han compartido historial. Las cinco obras además representan escenas de locura, pero la que nos ocupa no se menciona en el inventario de 1812 junto a esos Quatro cuadritos fiestas y costumbres. Evidentemente relacionadas, si no incluso perteneciente a una misma serie, también se data esta obra en los años de la posguerra por la carestía de materiales, por la técnica y por su cercanía con las escenas de Los disparates.
Exactamente igual que sucede con la serie de Cuadros de fiestas y costumbres, desconocemos cuándo fueron adquiridas por el banquero Manuel García de la Prada, quien las legó a la Real Academia de San Fernando, tal y como dice su testamento de 1834. Todas ingresaron en esa institución en diciembre de 1839.
Sobre una tabla de caoba de origen tropical, en este caso reaprovechada de la puerta de un mueble, Goya pintó una de las más aclamadas composiciones de su entera trayectoria profesional, por su atractivo colorido y su significado enigmático.
Aunque el título más extendido de este lienzo sea El entierro de la sardina, no parece exactamente representar eso, ya que en esa fiesta era habitual vestirse de negro, de curas y de viudas que lloraban la muerte de la sardina, señal del fin del carnaval. Esta fiesta pagana, que se había intentado suprimir precisamente por ser anticristiana, estaba vinculada con el mundo de la locura y se celebraba con máscaras, también objeto de prohibiciones varias.
En el centro de la composición dos bellas mujeres con vestidos blancos y bonitas máscaras están danzando alegremente. La parte de atrás de sus cabezas se cubre con una segunda máscara, como ya hiciera Goya en alguna otra ocasión para demostrar la doble intención de las mujeres, por ejemplo en el Capricho nº 2, El sí pronuncian y la mano alargan al primero que llega. Están acompañadas por dos hombres, uno vestido con lo que parece un atuendo eclesiástico y el otro enfundado en un mono negro y con una máscara de calavera con cuernos. A la izquierda hay dos figuras inquietantes que amenazan a una de las bailarinas. Un hombre vestido de picador con su pica en la mano parece estar a punto de atentar contra ella en un momento de enajenación. Cesare Ripa en su Iconologia decía que la Locura se representa a través de un hombre que lleva un molinillo de niño. Quizás Goya, basándose en esto, ha creado su propia versión a la española sustituyendo el molinillo por la pica, que parece haber sido arrebatada al pequeño picador que se ve tras él. La segunda figura de aspecto malévolo se cubre con una piel de bestia negra, sus manos son garras y lleva una máscara feroz, como de oso. Ripa relacionaba este animal con la Ira. La pose de su cuerpo es la que adopta cualquier bestia en el momento inmediatamente anterior al ataque. La bailarina está de espaldas a ellos y su cara refleja la felicidad de la ignorancia, mientras su compañera acaba de darse cuenta del peligro. Algunos de los asistentes también parecen advertir el fatídico drama que se avecina, y entre risas enmascaradas también encontramos gestos de espanto y preocupación, como el de la pareja sentada en primer plano, que levantan los brazos nerviosos, o el de la mujer cubierta de blanco a la derecha, que aprieta las manos contra su pecho.
Presidiendo la fiesta se eleva sobre la muchedumbre un estandarte con el rostro irónico y burlón del dios Momo, siempre vinculado con el carnaval. Su expresión indica que disfruta con el espectáculo de la sociedad irracional, que no ha sabido distinguir entre la diversión y la locura, y esto les ha llevado a la tragedia.
Se conserva un dibujo en el Museo del Prado, El entierro de la sardina, que siempre se había considerado una primera idea de esta composición, aunque su atribución goyesca es cuestionada por algunos estudiosos, que dicen podría ser de Leonardo Alenza.
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Goya en tiempos de guerraMuseo Nacional del PradoMadrid2008Del 14 de abril al 13 de julio de 2008. Responsable científica principal: Manuela B. Mena Marqués.cat. 131
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L'oeuvre peint de Goya. 4 volsParís1928-1950vol. I, p. 268, cat. 243
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Vie et oeuvre de Francisco de GoyaParísOffice du livre1970pp. 256, 266, cat. 970
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Goya 1746-1828, Biografía, estudio analítico y catálogo de sus pinturasBarcelonaPolígrafa1970vol. I, p. 320, cat. 467
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L’opera pittorica completa di GoyaMilánRizzoli1974p. 127, cat. 560
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Francisco de Goya, 4 vols.ZaragozaCaja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y Rioja1980-1982vol. III, p. 175
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Goya en tiempos de guerra (cat. expo.)MadridMuseo Nacional del Prado2008pp. 388-392, cat. 131 y p. 389 (il.)