El esforzado Rendón picando un toro de cuya suerte murió en la plaza de Madrid

Véase Modo como los antiguos españoles cazaban los toros a caballo en el campo.

Estampa que narra un episodio de percance de la suerte de varas. En este caso presenciamos cómo el picador, a lomos de su caballo, le está clavando la pica al toro, mientras que este se ha lanzando al cuello del equino y tiene un pitón suyo dentro del mismo. Además hay una serie de peones que, con capotes, azuzan al toro para que se separe, mientras otro picador observa la escena y espera el mejor momento para poder terminar el trabajo. El picador del primer término, Rendón, cuyo pecho casi roza con el otro pitón del toro, está aguantando con fuerza la vara y el resto de toreros van al quite, nerviosos. Es una escena dura, de violencia y mucho movimiento, que no solo es transmitido a través de los personajes  del primer término, sino también a través de esas figuras secundarias del fondo que saltan la barrera, sea para entrar en el ruedo o para escapar de este. La luz más destacada es la de la parte central de la escena, que corta la masa de espectadores del fondo, resuelta en tonos oscuros.

Glendinning relaciona la estampa, que es una de las pocas de la Tauromaquia que están firmadas, con otras que tienen personajes de rostros algo distorsionados, rasgo que a su juicio implica una crítica a quienes participan de una manera u otra en una corrida de toros, como Temeridad de Martincho en la plaza de Zaragoza, Otra locura suya en la misma plaza, El mismo Ceballos, montado sobre otro toro, quiebra rejones en la plaza de Madrid, Caída de un picador de su caballo debajo del toro, Banderillas de fuego o Dos grupos de picadores arrollados de seguida por un solo toro.

Martínez-Novillo, por su parte, relaciona la estampa temáticamente con los grabados ya mencionados Caída de un picador de su caballo debajo del toro y Dos grupos de picadores arrollados de seguida por un solo toro, a los que añade un tercero, Desgraciada embestida de un poderoso toro (Tauromaquia B). Considera estas obras culminación de lo plasmado en la estampa que nos ocupa. Todas ellas son escenas violentas y duras, obras de importancia tanto conceptual como plásticamente que influyeron notablemente en otros artistas como Picasso, que acabó convirtiendo el toro en una verdadera obsesión.

Para Matilla la estampa se acerca conceptualmente a los Desastres de la guerra por su violencia. Además, incide en que de nuevo estamos ante la representación del público como masa y recuerda que el hecho de reflejar la muerte de dos caballos en la plaza también se da en otras dos estampas de la serie, en concreto en las ya mencionadas Caída de un picador de su caballo debajo del toro y Dos grupos de picadores arrollados de seguida por un solo toro.

De la presente estampa existe un dibujo preparatorio, titulado también El esforzado Rendón picando un toro, de cuya suerte murió en la plaza de Madrid.