- Cronología
- Ca. 1824 - 1828
- Ubicación
- The State Hermitage Museum, San Petersburgo, Rusia
- Dimensiones
- 191 x 150 mm
- Técnica y soporte
- Lápiz negro y lápiz litográfico sobre papel verjurado
- Reconocimiento de la autoría de Goya
- Obra documentada
- Titular
- The State Hermitage Museum
- Ficha: realización/revisión
- 10 sep 2021 / 23 sep 2022
- Inventario
- 131-17969
O. G. inscritas en una Niké alada (sello identificativo de la Colección de Otto Gerstemberg, Lugt 2785, ángulo superior derecho)
Véase El cántaro roto (H.1).
Línea de procedencia: Madrazo, Montañés, Beruete, Gerstemberg, Hermitage.
Véase El cántaro roto (H.1).
Sobre la ubicación de este dibujo dentro de los cuadernos de Burdeos, en 1970 Gassier y Wilson-Bareau no identifican ninguna numeración en el cliché del dibujo, por entonces dado por destruido. Poco después, en 1973, Gassier lo identifica con el número 60 del Cuaderno H, aunque lo sigue considerando destruido. En 1996, Ilatovskaya, con el dibujo ya localizado, señala que no está numerado y lo identifica más claramente con los dibujos de “locos” del Cuaderno G, pero acepta y mantiene la catalogación H.60 ya popularizada.
Una figura humana, de aspecto monstruoso, emerge de las intensas tinieblas de una celda o calabozo, avanzando su enorme rostro hacia el espectador, con los ojos en blanco y la boca muy abierta. Goya suele representar grandes cabezas para acentuar el carácter grotesco de un personaje. Sentado en el suelo, echa los brazos a la espalda, quizás porque lleva una camisa de fuerza, mientras adelanta una pierna al primer plano de la escena, permitiendo apreciar el contraste entre el delicado escorzo de los dedos del pie y el gesto desgarrado e incoherente de la cara. No sólo su mente está deteriorada, pues viste andrajos y vemos asomar la rodilla entre el calzón o malla rota.
La obra posee el mismo planteamiento formal que otros dos dibujos del mismo Cuaderno H, en concreto Mujer joven con un niño en brazos (H.49) y Fantasma con castañuelas (H.61): una única figura monumental y fuertemente iluminada que se recorta sobre un denso fondo negro que ocupa casi la totalidad del papel y que está formado por una red de trazos entrecruzados. Con este claroscuro tenebrista y con la tensión nerviosa de sus miembros se consigue un gran efectismo que lleva a Gassier a calificar el dibujo como un verdadero anuncio del expresionismo moderno.
Aunque incluido en un cuaderno distinto, El idiota ha sido calificado como una continuación de la galería de “locos” que puebla el Cuaderno G, especialmente de los dos ejemplos más dramáticos, titulados ambos Loco furioso (G.33 y G.40). El tema de la locura es transversal en la obra de Goya, quien ya lo había abordado con otro enfoque en obras como Corral de Locos (1793-1794) o la más tardía Casa de locos (1814-1816). Asimismo, en su obra hay numerosos personajes que expresan en sus rostros un fuerte sufrimiento interior o un intenso delirio, incluso en escenas de corte realista. En este dibujo la degradación humana alcanza un grado tal que, Fernández y Seva, llegan a clasificar lo representado como un caso de idiotismo, siguiendo el título atribuido históricamente a la escena.
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Master Drawings RediscoveredThe State Hermitage MuseumSan Petersburgo1996cat. 4
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Vie et oeuvre de Francisco de GoyaParísOffice du livre1970p. 369, cat. 1822 [H.b]
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Dibujos de Goya: Los álbumesBarcelonaNoguer1973pp. 628 (il.) y 647, H.60 [472]
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Master drawings rediscovered: treasures from prewar German collectionsSan PetersburgoThe State Hermitage Museum1996pp. 25-27, cat. 4
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Goya y la locuraZaragoza2000pp. 81-83, cat. 19