Muerte del alguacil Lampiños (F.86)

Véase Muerta de hambre (F.1).

Puede considerarse como una continuación del dibujo titulado El alguacil Lampiños cosido dentro de un caballo vivo (F.85), que le precede en el Cuaderno F. El alguacil Lampiños, abusando de su poder como servidor público, se dedicaba a mediados del siglo XVIII a perseguir y azotar a mujeres y estudiantes en la ciudad de Zaragoza, quienes hartos de sus excesos decidieron unirse para darle castigo. En la primera obra aparece con todo su cuerpo, excepto la cabeza, introducido dentro de un caballo muerto. En el presente dibujo, cuya acción sucede al día siguiente, unas mujeres agarran fuertemente al alguacil Lampiños y lo elevan por los aires, mientras que otra mujer le introduce por el ano una lavativa de cal viva. Con la mano izquierda el sujeto intenta librarse en vano del suplicio. A la derecha de la composición se aprecia el barreño de cal viva. Así fue el terrible final del alguacil Lampiños.

Por su temática, la obra se relaciona con otros dibujos de Goya en los que este reflejó episodios truculentos de venganza acontecidos en el pasado y que conocía bien, aunque no los había presenciado, como Amaneció así, mutilado, en Zaragoza, a principios de 1700 (G.16) o Muerte de Antón Requena (H.53). En cuanto al protagonismo de un alguacil violento, la obra se relaciona también con dos dibujos del Cuaderno F que reflejan el uso de la violencia por parte de uno de estos representantes de la autoridad: Alguacil arrastrando a una mujer por el brazo (F.81) y Alguacil interponiéndose en una riña (F.82). De hecho, en el alguacil de ambos dibujos algunos han querido ver al propio Lampiños abusando de su autoridad.