Capean otro encerrado

Véase Modo como los antiguos españoles cazaban los toros a caballo en el campo.

La estampa forma parte del subgrupo, dentro del grupo de escenas “históricas” de la Tauromaquia (nº 1-11), dedicado al toreo de los moros (nº 3-8 y 17), aunque Goya pudo inspirarse en corridas celebradas en Madrid en época de José Bonaparte en las que participaron soldados mamelucos (musulmanes egipcios que formaban parte de los ejércitos napoleónicos).

En esta ocasión, a diferencia de las anteriores, la escena se desarrolla en un recinto cerrado por una barrera de madera a modo de primitivo ruedo al que se asoman algunos espectadores trabajados de manera sumaria. El toro, de aspecto enérgico y nervioso, se sitúa en primer plano, de espaldas al espectador, y los tres hombres se disponen en distintos planos y en diagonal. El situado más al fondo está sentado en el suelo, llamando la atención del animal, mientras el primero está toreando con un capote entre las manos y de espaldas al toro, realizando un pase “a la aragonesa”, que según algunos autores fue inventado por Pepe Hillo y que en esta estampa resultaría anacrónico.

Se conserva el dibujo preparatorio de la presente estampa, titulado también Capean otro encerrado.